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Foto del escritorIván Uranga

Primavera Global o La Tierra sin Humanos


“Hasta que un día el futuro entendió que ya era hora de manifestarse”

José Saramago

Mientras el precio del petróleo se hunde, mueren de desolación las calles de las grandes avenidas, y la ausencia habita los museos y edificios majestuosos, de las enormes ciudades construidas durante siglos por el talento y el esfuerzo de nuestra especie. Hoy en el mundo nuestra ausencia física, evoca una hermosa nostalgia de tiempos, en donde el saludar al extraño en la calle, era una costumbre que nos fortalecía como humanos.

Hoy, la Tierra comenzó una especie de carnaval, en el que festejan sus cielos limpios, con una danza interminable de aves que cantan con una alegría que no conocían; porque festejan la falta de la bruma pestilente que salía de millones de automóviles que ahora callan. En su lagos, manantiales, ríos y mares, sus aguas se regocijan con las especies acuáticas por su limpieza, en una bacanal incontenible dirigida por los delfines, que llegan hasta los muelles humanos a supervisar que la bestia siga encerrada y descubrir maravillados, como la criminal bestia, ahora encerrada, ha recordado su humanidad, porque encerrada se ayuda, encerrada no cobra por ayudarse, porque encerrada canta a la esperanza, porque ante la epidemia se descubrieron iguales y ahora dentro de sus casas la feminidad humana florece y quieren cuidarlo todo; se ha corrido la voz entre las demás especies que hay un grupo de humanos que quiere reaprender a ver, porque“…la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza” (1) y cada noche, en punto de las 8, se acercan a las jaulas humanas, para escuchar sus lindos cantos, disfrutando lo que pudiera ser la última oportunidad de renacer a través de esta tregua.

Durante los últimos 100 años los seres humanos hemos dañado más al planeta que durante los 20 mil años de nuestra existencia como especie. A finales de la Edad Media en el Siglo XIV en Europa murió la tercera parte de la población a causa de La Peste, enfermedad que se transmitió vertiginosamente gracias a la suciedad en la que se vivía; atacó primero a los pudientes, porque era propio de la clase trabajadora bañarse seguido, porque sudaba. La clase en el poder acostumbraba darse un baño una vez al mes, si se bañaban seguido eran estigmatizados como pobres, después fueron contagiados los habitantes de las urbes que vivían alrededor y bajo la protección de los feudales; la gente del campo sobrevivió y la humanidad salió de la era de la ignorancia caracterizada por la superstición y la mitología cristiana, para dar paso al llamado Renacimiento. En América a finales del Siglo XVI la viruela traída por los conquistadores acabó con más de la mitad de la población indígena.


Hoy se presenta una nueva y extraña enfermedad que está afectando más a los países más poderosos del planeta, los del norte y a la clase económicamente más favorecida por el capitalismo, los que están contagiando a los que viven en las grandes ciudades, los que viven bajo el protectorado del capital. Los campesinos y los que vivimos en comunidades autónomas autogestivas estamos a salvo, por la distancia que tomamos hace mucho años de los dueños del poder, porque cultivamos nuestra comida, porque no consumimos transgénicos, porque no somos susceptibles por enfermedades prexistentes provocadas por la comida capitalista, porque vivimos sin estrés, porque reaprendimos a convivir con la tierra. Porque al trabajar la tierra con mis manos “las palmas de mi mano tienen una memoria más fiel que mi memoria” (2) y porque comemos autonomía.

Esta extraña enfermedad, está dando una pequeña tregua a la Tierra para recuperase de nosotros los humanos como plaga, es una tregua que podría durar aproximadamente 3 meses en cada región; Sí, sabemos pudiera ser como afirma Noam Chomsky que toda la crisis puede ser parte de una guerra de baja intensidad creada por Estados Unidos para quitar a China poder económico y acabar con los adultos mayores “porque viven demasiado y son un riego para la economía mundial” como lo afirmó Christine Lagarde presidenta del Fondo Monetario Internacional, pero si ese fue el plan de EU ya se le salió de las manos, porque ahora en el Continente Americano el 90% de los infectados y muertos son norteamericanos.

También cada pequeña comunidad que sufre ahora el aislamiento producto de la cuarentena por el covid-19, ha encontrado la forma de encontrarse, descubriendo en el camino, que antes de la aparición del terrible virus estaban aislados, solos, en donde cada persona tenía“…un silencio que parecía estar ocupando el espacio de una ausencia,…(3): Porque de repente en su aislamiento se identificaron y se unieron y se reconocieron como iguales, como nunca se había conocido, y conversaron entre ellos a gritos, balcón a balcón, ventana a ventana, corazón a corazón, lograron estar más cerca que nunca, porque entendieron que “sin futuro, el presente no sirve para nada, es como si no existiese,…”(4) y hoy los podemos ver tocar, cantar, bailar, aplaudir, jugar juntos.


Toda su vida saliendo a prisa, habitando cajones, viviendo la vida de sus vecinos en silencio a través de sus muros compartidos, compartiendo alegrías, disgustos y sexo, que los llevó a repudiarlos sin saber por qué, y hoy después de tantos años de salir y ver la cara del vecino de enfrente y mirar a otro lado y comenzar un mal día, por fin se hablan, por fin ríen juntos, cantan juntos, juegan juntos; es gracias a un virus, que hoy por fin comparten y se conocen.

Quiero decir que no teníamos palabras de más, que lo que teníamos eran sentimientos de menos, porque dejamos de usar las palabras que los expresaban y los fuimos perdiendo, no nos dimos cuenta que durante años nos convertimos en la imagen encontrada que salía de nuestro espejo, mientras nuestro yo, quedaba atrapado cada mañana tras del vidrio que nos reflejaba, y salíamos monótonos, automatizados a sobrevivir como nos dijeron que debíamos sobrevivir; a trabajar para que otros se enriquecieran con nuestro esfuerzo y regresar cansados intentando recuperar -a veces sin logarlo- ese yo secuestrado tras el vidrio del espejo, para rascar un poco de amor y compartir un momento con nuestros seres queridos, antes de caer agotados en nuestros lechos nocturnos, para despertar y repetir y repetir hasta que llegó esta bendita tregua y hoy sin vernos"...tener la certeza de que la vida existe, porque cuatro sentidos nos lo dicen” (5).

Profesionales contrarios al grupo político que gobierna en su país, hacen pública su adhesión a las medidas adoptadas por el Estado, convencidos de que: o ponemos por delante la salud de nuestro pueblo, o lo condenamos. Periódicos de todas las tendencias en el mundo publican una misma portada en apoyo a las medidas mundiales y gubernamentales para enfrentar al virus. Miles de profesionistas ofreciendo sus servicios gratuitos. Un millonario ofreciendo viajes gratis en servicio de transporte privado, otro traslados de paquetería o enfermos sin costo y muchos más. Tal vez porque entendieron que “la consciencia moral, a la que tantos insensatos han ofendido y de la que muchos más han renegado, es cosa que existe y existió siempre, no ha sido un invento de los filósofos del cuaternario, cuando el alma apenas era un proyecto confuso.”(6).

Los sistemas de salud en el mundo de los gobiernos neoliberales están colapsados, el presidente de México sigue repartiendo abrazos y besos en actos masivos sin temor al virus, y ahora es ridiculizado en todo el mundo por usar estampas de santos religiosos contra la pandemia, con la certeza de que el sistema de salud mexicano no podría colapsarse, porque ya está colapsado desde hace muchos años por el capitalismo criminal y en lo que va de su gobierno las cosas siguen igual; ya hay muertos por el virus y los familiares dan fe de que no hay insumos y que son obligados a comprar hasta lo mínimo para sus pacientes, mientras los dueños del capital en el mundo sufren un brutal receso.

El colapso del sistema capitalista y del sistema civilizatorio es inminente, el coronavirus ha venido a acelerar el proceso, la crisis económica por la emergencia sanitaria ha afectado principalmente a los grandes capitalistas del mundo como nunca, todas las bolsas de valores del mundo presentan grandes pérdidas, por lo que ahora lo nombran como crisis económica mundial. Pero ¿qué es lo que está en crisis verdaderamente?, lo que está en crisis es un modelo de vida caduco, una industria que produce veneno y “bienes” de consumo innecesarios, toda una industria de la transformación y servicios, que se ha montado y enriquecido a costa de las riquezas naturales primarias, que ha dejado a la gente del campo, a los verdaderos productores en la miseria.

Nos dicen que el humano ha destruido al planeta, pero no creas que fuimos todos los humanos, fue ese 1% de miserables privilegiados que imponen su forma de hacer las cosas por la fuerza del dinero y del poder, fueron sus políticas económicas, fueron sus agronegocios, la explotación desmedida de los recursos naturales para su comodidad, porque creyeron que podían diseñar el planeta para ellos, donde los pobres somos desechos de sus gustos, fue su necesidad de poder y dinero, fue su necedad de “tener”, lo que llevó al límite de la extinción al mundo y a todo lo que sobre él existe. Piensen; ahora encerrados en sus casas, como: “A veces hacíamos cuentas. Nunca alcanzaba. Acaso mirábamos demasiado los números, las sumas, las restas, y no teníamos tiempo de mirarnos nosotros” (8).


Pensemos, ¿Qué se necesita realmente para tener una vida plena?, ¿Quién produce lo que comen? ¿Quién lo que visten?, ¿No podrían ustedes organizados producir lo que necesitan, junto con sus vecinos con los que ahora cantan? ¿No podríamos ser felices en pequeñas comunidades autónomas, produciendo lo que consumimos e intercambiando con otras comunidades nuestros excedentes por lo que no producimos? ¿En qué tienda comprarían esa convivencia, ese amor, esa solidaridad, esas sonrisas que ahora tienen?, ¿Si la madre Tierra se harta de nosotros y prolonga este u otro virus por un año, que haremos? ¿Están muriendo los que tienen enfermedades preexistentes creadas por este enfermo modo de vida? Acaso no escuchan “es un chirrido, acompañado del golpe hueco, se cierra una ventana, en un golpe hueco acompañado del miedo, se cierra la casa, en un largo silencio se cierran calles, ciudades, pueblos, países. Cerrar para fortalecer, para crecer, para que lo maravilloso ocurra hoy que comienza la primavera, es tiempo de florecer”.

No será la primavera más fácil de la historia, tendremos enfermos y muertos pero podría ser el parte aguas para que construyamos una realidad diferente, una sacudida a lo que somos, sacar la basura y dejar de producirla, cambiar nuestro consumo, lograr nuestra autonomía. La muerte es la única oportunidad real que tenemos los humanos de saber que importa en la vida, hoy ante la crisis, me importa más mi salud, la vida de mis seres queridos, la de mi vecino, hasta mi perro importa más que mi auto. Hoy es el gran tiempo para reflexionar, para corregir, para enderezar el rumbo. A la humanidad, se le está dando una nueva y última oportunidad de renacer, pero si no cambiamos hoy radicalmente, nuestro único futuro posible es la auto-extinción, porque “…hasta este punto puede engañarse el espíritu cuando se rinde a los monstruos que él mismo ha creado” (9).

Es tiempo de hacerle caso a la sabiduría milenaria que llevamos en cada célula, que sabe cómo deben ser las cosas y no al ego artificial, necesitamos evolucionar hacia nuestro pasado, necesitamos perder el miedo a cambiar, dejar de alimentar a nuestro lobo caprichoso y fútil, que busca la falsa felicidad en las cosas y comenzar a alimentar a nuestro lobo niño, al creativo, al que ama, al que quiere cuidarlo todo.

Lo que veo es hoy un acto de amor de la Madre Tierra, la gran oportunidad para cambiar, la disyuntiva última de nuestra especie de despertar a la vida o morir. Hoy como nunca y por última vez, la re-evolución es posible, la bestia está herida de muerte, están dadas las condiciones para florecer ya es tiempo de nuestra primavera global



Iván Uranga
iuranga@disparos.org
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