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Foto del escritorIván Uranga

¡Zapata Vive!



¡Ya llegó el sueño!;

El doble de Zapata;

Guajardo y Salas los cobardes;

Los “festejos” oficiales;

¿AMLO no irá a la tumba?;

Samir vive.


Cuando conocí a la esposa del General Genovevo de la O, lugarteniente de Zapata, férreo combatiente durante la Revolución Mexicana y que a mediados del siglo pasado creo del Frente Zapatista, su viuda ya estaba muy entrada en años pero yo joven e impertinente no quise perder la ocasión de saber más sobre el General Emiliano Zapata de quien lo conoció en persona, así que inocentemente le pregunté:

– ¿Y cómo era mi general Zapata? A lo que aquella mujer octogenaria con la mirada brillosa, perdida en el infinito y con una mueca pícara contestó –Oiga usted, mi General Zapata era re-guapo; cuando llegaba al salón del pueblo, siempre abría con fuerza la puerta y gritaba “¡Ya llegó el sueño, ¿quién se quiere dormir con él?!” y mire usted que nunca faltaba quien quisiera irse con él.

La presencia y personalidad de Emiliano Zapata era indiscutible, era como muy pocos en la historia: un líder nato, con los pantalones y los ideales bien puestos; que si fuera medido con la vara del feminismo actual seguro resulta el súmmum del machismo, pero en su contexto político, étnico e histórico sólo un hombre con sus características pasaría a la historia universal y 100 años después su imagen seguiría siendo el símbolo de la lucha por la justicia y la dignidad de los pueblos.



Mis padres fueron luchadores sociales miembros del Frente Urbano Zapatista, organización guerrillera de izquierda que operó en la década de los 60tas y principios de los 70tas en la Ciudad de México, por lo que la presencia del General Zapata durante toda mi niñez fue abrumadora y creó en mí una suerte de veneración sólo equiparable al profundo nacionalismo que me fue inculcado, en dónde la defensa de la patria y de todos y cada uno de los mexicanos estaba por encima de mis necesidades y de mi persona. Dogma que me llevó una vida deconstruir para formarme un paradigma alternativo mucho más universal, pero mi General Zapata se quedó ahí en el centro de la médula de mis huesos.


Su imagen, ideales y pensamientos lo trascendieron hasta nuestros días y es justo este año el 10 de abril que se cumplen oficialmente 100 años de su cobarde asesinato. Para 1918, Emiliano Zapata era un guerrillero, como Francisco Villa (Pancho Villa), diezmado, pues su movimiento era perseguido y considerado enemigo de la revolución. Zapata representaba la indudable manifestación del descontento campesino pero las constantes batallas, pocas municiones, muerte de cabecillas importantes y la ley agraria del presidente Venustiano Carranza que apaciguó la causa suriana, contribuyeron a que para ese año ya no se pudiera consolidar la organización político-militar que necesitaba el país. Aun siendo una rebelión de masas campesinas, se limitó a realizar una guerra de guerrillas a partir de ese año. La guerra contra ellos por parte del gobierno tomó perfiles despiadados. El general Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con el gobierno de Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, y fue ahí según nos cuenta la historia oficial que Zapata murió preso de una emboscada.



Lo que a mí me contaron los compañeros revolucionarios de Tepoztlán es que ante las constantes amenazas el tepozteco Agustín Cortés idéntico a mí General lo suplantó en varias ocasiones. Y me mostraron una fotografía de él comparada con una de Casasola tomada en esa época, en donde se puede ver a un raro Zapata más indígena y pequeño rodeado de periodistas. A la sombra de un árbol, con unos documentos en las manos, el hombre mira de soslayo a la cámara. De bigote grande, negro y espeso, ese Zapata definitivamente no era la figura poderosa con la personalidad que sobresalía de entre los campesinos que se retrataron con él; además de la complexión notoriamente más pequeña que la del Emiliano Zapata que todas las otras imágenes revelan, el hombre de la fotografía carece de los singularidades que distinguían al caudillo: el traje charro, los anillos, los adornos del chaquetín; Zapata, se dice en Morelos, nunca vistió de calzón de manta como ropa corriente. Y afirman qué, el día de su muerte, Agustín Cortés le pidió al caudillo precisamente esas singularidades para completar la impostura y confundir a los carrancistas de Jesús Guajardo: el traje, el arma y el caballo. Cuando llevaban al supuesto Zapata muerto en una carreta, la gente se dio cuenta que no era el verdadero Emiliano por dos razones fundamentales: el lunar característico en su rostro y que le había sido pintado a Agustín se había corrido a causa del hielo en el cual se iba conservando el cuerpo; además, el cuerpo tenía todos los dedos de sus manos completos. Zapata era charro y es común entre los charros perder parte del dedo meñique a consecuencia del lazo quemante en las tareas campiranas, a Zapata le faltaba parte de uno de sus dedos. Así que para los zapatista de aquella época y de esta, Zapata vive. Lo que sí es una realidad es que el hombre de la fotografía de Casasola en 1911 no es Emiliano Zapata y que el 18 de julio de 1964 se hizo la bandera de México a media asta en Cuautla Morelos en medio del rumor de que Zapata había muerto a los 85 años de causas naturales en Barragio Italia versión confirmada por Nicolás Zapata nieto del caudillo y mientras sus restos no descansen en México cómo fue su última voluntad, seguirá creciendo la imagen del caudillo inmortal en las luchas porque la tierra sea de quien la trabaje.



Por lo pronto Guajardo pasó a la historia entre los cobardes asesinos al lado de Jesús Salas Barraza asesino del General Pancho Villa. En mis andanzas entre las resistencias tuve la fortuna de contar con la amistad de Erasmo Meza Rivera sobreviviente del famoso Escuadrón 201 durante la Segunda Guerra Mundial, Erasmo era un excelente Permacultor, que empleó los conocimientos aprendidos en sus andanzas por el mundo para su rancho “Escuadrón 201” en la huasteca veracruzana, el rancho autosustentable más funcional que yo haya conocido, él me platicó de la ocasión en la que por aras del destino cenó con el General Salas en Estados Unidos y de primera voz escuchar el relato del asesinato de Villa que aquí les comparto: Todos los reclutas del Escuadrón 201 fueron escogidos por su estatura, cuando apareció el reclutador en las fuerzas armadas dio la orden de que formara a todos los soldados que midieran 170cm, porque al ser su estatura, él consideraba que esa era la estatura ideal de un soldado; así, fueron enviados a Washington a entrenamiento sin ellos saber de qué se trataba, Erasmo se hizo de un muy buen amigo, que una ocasión le invitó a cenar con su padre en una de sus visitas y resultó que era el famoso General Salas que no perdió ocasión para presumir ser el autor material del asesinato del General Francisco Villa, Erasmo joven y valiente no pudo resistir y le preguntó:

¿Oiga General, qué hay de cierto en ese versillo que me aprendí en mi pueblo que decía: “Salas no te las eches ni te des el paquetón, no lo mataste a la buena lo mataste a traición”? A lo que el General Salas desencajado por el atrevimiento de aquél muchacho contestó: “¡Hasta para matar a Pancho Villa a traición se requieren muchos huevos jovencito!”,

Y narró todas las dificultades que tuvo para asesinarlo y que el día dispuesto para ello no pudo ser porque salieron decenas de niños a saludar a Villa justo en el momento de la emboscada y que recibió la orden de retirase, pero que fue él, el que no obedeciendo la orden de sus superiores decidió quedarse al siguiente día y ejecutarlo. Después contaré todo lo que me contaron.

Hoy a unos días del centenario de la muerte oficial del General Emiliano Zapata Salazar, su tumba está llena de basura, oliendo a orines y totalmente descuidada mientras en la capital del estado y del país se prepara un espectacular “festejo

que incluirá un coloquio con Adolfo Gilly y Enrique Semo entre otros, conferencias, capsulas en radio y televisión, exposiciones en el Congreso, la Plaza de la Constitución y el Metro, libros, cine, una página web conmemorativa, 15 mil folletos con el Plan de Ayala, concierto sinfónico, una radionovela, la emisión de una tarjeta multimodal de transporte, estampolla postal, billete de lotería y hasta una moneda conmemorativa del Banco Nacional con la efigie de Zapata y el Congreso aprobará la creación de la medalla “Emiliano Zapata Salazar” para los “luchadores sociales” con una iniciativa basada en plagios. Y el EZLN organiza una caravana de turismo revolucionario de a $260 pesos viaje redondo que incluye una reunión con el CNI y poder sentirte parte de la “Movilización Internacional Zapatista”.



Mientras los verdaderos herederos de su lucha dan cuenta nuevamente de que el Caudillo del Sur está del lado del pueblo y siguen luchando contra el mal gobierno, como el indígena nahua (como Zapata) Samir Flores Soberanes, defensor del territorio y comunicador comunitario en lucha contra el Proyecto Integral Morelos (PIM) que fue ejecutado a raíz de las declaraciones del Ejecutivo de imponer este proyecto con encuestas de popularidad, los asesinos se sintieron respaldados por el gobierno y ejecutaron a uno de los principales opositores para eliminar la resistencia, pero contrario a los que esperaban ha crecido la resistencia y la rebeldía de los opositores al proyecto que consiste en dos termoeléctricas, un gasoducto (que pasa por las faldas del volcán activo Popocatépetl) y un acueducto. Se incrementaron las marchas, denuncias, campamentos y las acciones legales contra su funcionamiento, son muchos años ya de resistencia en los que han amenazado, reprimido, violentado, desaparecido y encerrado a decenas de opositores a este criminal proyecto.


Y ni todos los eventos, ni el haber invitado al nieto de Zapata a Palacio Nacional a la firma del decreto presidencial con el que declara el 2019 como el Año del General Emiliano Zapata Salazar ha podido consolidar la imposición del proyecto de la Termoeléctrica de Huexca y que ahora ese mismo nieto con el que se tomó la foto, junto con otros y el pueblo son los principales opositores. Y ahora el Presidente de la Republica anunció que ya no asistiría a la tumba orinada de Zapata el 10 de abril a encabezar la ceremonia después de tanta faramalla por no querer dar la cara a los opositores a los que durante su campaña electoral prometió que anularía la termoeléctrica. Ellos cumplieron defendiendo el voto a favor de él y el candidato, ahora presidente, no. Tal vez la no confirmación de su asistencia sea una estrategia para evitar que se movilicen los opositores al proyecto y justo ese día sí se aparezca por la tumba que seguro un día antes será lavada y remozada, para ser olvidada hasta que el verdadero pueblo llegue al poder. Lo que sí es un hecho es que todo el gobierno federal estará ese día en Cuernavaca (no en Chinameca ni en Cuautla) para la ceremonia oficial.


Las cosas se acomodan y el agua toma su nivel, el gobierno sigue siendo el pinche gobierno ahora convertido en un gobierno neoliberal renegado que se autonombra post-neoliberal, que no tolera la corrupción en contratos y servicios pero corrompe las promesas de campaña y el futuro de nuestra patria al apoyar megaproyectos extractivistas en todo el país, violentando el derecho de los pueblos originarios, la biodiversidad y a la naturaleza misma por dinero, apoyando a trasnacionales como Nestlé por encima de los productores mexicanos, se sigue sembrando transgénicos, las mineras siguen sangrando a la tierra, siguen secando los mantos acuíferos para beneficio del gran capital, se sigue usando carbón para obtener energía y al fracking como una práctica de extracción, e insiste en militarizar la vida cotidiana de la sociedad presentándolo como una salida falsa contra la violencia que sigue en aumento, sólo al cierre de ésta nota hay ya 14 activistas asesinados y 7 comunicadores sólo en los 4 meses que lleva este gobierno.

Así que las más de dos mil setecientas resistencias bioculturales en México seguiremos luchando para conseguir como siempre derechos para todos a costa de nuestros muertos y el General Emiliano Zapata seguirá siendo un símbolo de nuestras resistencias. Por lo que este 10 de abril a 100 años de la muerte de Agustín Cortes o quien se encuentre en la tumba de Zapata, seguiremos gritando ¡Samir vive, Zapata Vive y la lucha sigue!


La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga

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